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Su eficacia, técnica y precisión a la hora de resolver los asuntos judiciales en materia penal ha sido, al parecer, la clave
Raúl Pardo-Geijo, de origen murciano pese a que desempeña también, entre otras ciudades, su labor como abogado penalista en Madrid, ha sido premiado en más de una decena de ocasiones, ya desde hace varios años, por muchísimas instituciones nacionales, nombrándolo como mejor abogado penalista de España (AEDECC, EIP, DE LEY, SUPLEMENTO, F.E. CUM LAUDE, entre otras tantas), pero él va un paso más allá. Internacionalmente, este abogado penalista de España, es altamente reconocido, lo que supone un enorme orgullo en el mundo del Derecho, en concreto, del Penal.
Se habla de sus altas capacidades jurídicas, la destreza en el manejo del lenguaje verbal y escrito, su capacidad de concisión y precisión y, sobre todo, su habilidad para saber cuándo clavar su espada. La editorial jurídica estadounidense de mayor antigüedad, “Best Lawyers”, le ha galardonado este año como mejor abogado penalista de España de 2019 (“Criminal Defense” y “White Collar Crime”). Todo letrado de prestigio estaría mucho más que orgulloso de ser seleccionado por tan cualificado jurado para entrar en su directorio. Pero el ámbito internacional no quiere dejar escapar a este abogado; lo quiere dentro de su círculo, quizá para colaborar penalmente con otros compañeros de derecho penal internacional o de cualquier otra rama. Es el caso de relevantes institutos jurídicos como “Leaders in Law” o “The Lawyer Network” que, este año 2019, lo incluyen como mejor abogado penalista de España. También otras, de igual caché, como “Advisory Excellence” o “Global Law Experts”, no han querido dejar de premiar a este abogado penalista de Murcia como mejor abogado. Del mismo modo, hace tan sólo unos días, “European Legal Regards” 2019 (París) ha distinguido a este murciano, de forma única y exclusiva, como mejor abogado penalista de España.
Su eficacia, técnica y precisión a la hora de resolver los asuntos judiciales en materia penal ha sido, al parecer, la clave. Así lo afirman fuentes judiciales y varios de sus propios compañeros de profesión. Desde luego que su capacidad intelectual tendrá mucho que ver pero, como sostienen varios de sus colegas, “él se define como una persona normal, simplemente su secreto son las horas de trabajo diarias”. Pero claro, afirma otro, “por mucho que trabajes hay capacidades que no se pueden adquirir”. Otros, afirman no conocerlo personalmente pero sí desde luego tienen noticia de él, “¿quién no la tiene?”, afirma una experimentada abogada.
No es asiduo a los medios de comunicación. Su carácter es serio e introvertido cuando trabaja y en los Juzgados puede ser desde lo más “feroz” hasta lo más “afable”, según el caso que esté llevando, ante la persona a la que se enfrente y, sobre todo, afirma otro compañero, dependiendo del comportamiento del presidente del juicio: “si ve que se vulnera alguna norma en contra de su cliente o que el letrado contario comete alguna conducta impropia del foro, es cuando empieza a sacar las garras, si no, es de lo más tranquilo utilizando, incluso, varias dosis de humor en sus interrogatorios e informes. No puedo decir que tenga un criterio de actuación definido”
Y desde luego que, a la hora de seleccionar clientes, tampoco parece que lo tenga. Lo mismo se puede ver en los juzgados de Madrid a este abogado penalista con un importante traficante de drogas que con el mayor defraudador de la zona y, por supuesto, en cuanto a políticos, los más corruptos ya tienen claro a quién acudir, sobre todo porque al final quedan como inocentes azotados injustamente por la justicia. Ahora bien, y es justo decirlo, también ha llevado múltiples acusaciones en amparo de víctimas por lo que no se puede afirmar que sólo le interese ejercer actuaciones en “defensa”
Su multiplicación por los juzgados es constante y sus viajes por toda España también. Lo hemos visto, a las puertas del palacio de justicia y vestido cual elegante abogado penalista en Madrid, Alicante, Valencia o Almería pero también en lugares mucho más lejanos como Vigo, Zaragoza, Menorca o Melilla. Por eso no es de extrañar, como ha afirmado en alguna ocasión, que trabaje más de 12 horas al día algo que a muchos de sus compañeros les hace pensar que o disfruta con el Derecho Penal o está obsesionado con sacar el mayor rendimiento de cada cliente, versión ésta última que es la que el propio Pardo ha sostenido en algún discurso público.
Fuentes jurídicas y judiciales consultadas por este diario en Madrid hablan del abogado penalista como una “estrella” en su materia. Se caracteriza, dicen unos y otros, por la contundencia y precisión en sus actuaciones procesales, la exquisita elegancia técnica de sus escritos jurídicos y la celeridad mental que emplea para lograr derrocar a sus rivales en los juicios. Ha sido defensor de numerosos cargos políticos, de familiares de magistrados y jueces (¡hasta de estos mismos!) y, por supuesto, de sus propios compañeros (abogados) que son sin duda los primeros en llamar al penalista cuando se ven inmiscuidos en problemas con la justicia, a los que este letrado nunca pone objeción a la asunción de sus asuntos.
El mejor abogado penalista, quién sabe, lo que desde luego no tiene duda es que su prestigio, técnica y solvencia jurídica le avala y eso sólo puede conseguirse además de por el elenco de éxitos judiciales que acumula, con -como en otro de sus discurso afirmó- un “trabajo diario, constante, efectivo y alejado de cualquier prejuicio”.
